San Vicente del Raspeig contará con un Plan Director del Arbolado que definirá las líneas estratégicas y las acciones en relación con la planificación, gestión y conservación del arbolado municipal, para garantizar la contribución de la masa arbolada a una ciudad más saludable para el conjunto de la población actual y para las generaciones futuras. El Ayuntamiento abrirá un proceso de participación pública para incorporar al documento las percepciones, voluntades e intereses de la ciudadanía.
La ciudad cuenta con aproximadamente 17.000 ejemplares de arbolado y 1.800 palmeras, además de más ejemplares ubicados en masas arboladas en zonas periurbanas (Cañada Real, zonas de repoblación, entre otras). Según la Concejalía de Medio Ambiente, este volumen “hace necesario realizar una labor de planificación, más allá del día a día de mantenimiento, programando medidas a medio y largo plazo que, desde el conocimiento de la situación actual, permitan maximizar los beneficios medioambientales del arbolado y una actuación más eficiente en la gestión”.
Por este motivo, el Plan Director y de Gestión del Arbolado, que ahora se encuentra para licitación en el departamento de Contratación, se erigirá como documento estratégico municipal a largo plazo que define la visión, los objetivos, las líneas estratégicas y las acciones en relación con la planificación, gestión y conservación del arbolado municipal de San Vicente del Raspeig, de acuerdo con sus especificidades biogeográficas y urbanas, para garantizar la contribución de la masa arbolada a una ciudad más saludable para el conjunto de la población actual y para las generaciones futuras.
Según el departamento que dirige el concejal Alberto Beviá, de Esquerra Unida, existe cierta percepción de que el arbolado y la vegetación urbana cumplen, casi exclusivamente, una función ornamental o de embellecimiento de la ciudad. “Sin desdeñar la clara función ornamental, la vegetación en la ciudad es un valioso recurso que alivia los efectos adversos de la urbanización, tanto desde el punto de vista ambiental como del socioeconómico, convirtiendo la ciudad en más amable y habitable”.
Aquellas ciudades con altas dotaciones de zonas verdes, además de mejorar la calidad de vida de sus habitantes, alcanzan ventajas en aspectos socioeconómicos al mejorar la imagen del territorio y la cohesión social. Por contra, en ocasiones, el “verde urbano” solo se percibe como una fuente de inconvenientes (suciedad por caída de hojas, flores y frutos, interferencias de ramas con fachadas, alumbrado, tendidos eléctricos, alergias, aparición de insectos, etc.).
El arbolado urbano en un estado desarrollado contribuye a mejorar las condiciones ambientales de la ciudad, pero muchas de estas ventajas no son perceptibles a simple vista. Además de dar sombra, un buen estrato arbóreo produce oxígeno directamente y absorbe el CO2, y actúa de filtro ante la contaminación atmosférica por polvo y partículas en suspensión.
Este documento de planificación lleva aparejado un Plan de Participación Pública, para que vecinas y vecinos, autoridades municipales, técnicos municipales, comerciantes, asociaciones, etc…) puedan realizar sus aportaciones, con el fin de que las directrices de planificación tengan un amplio consenso.