La red engloba a grupos españoles cuyas investigaciones se centran en el análisis de la biodiversidad microbiana de los hábitats extremos y que cuenta con un gran interés tanto para la investigación básica como para su aplicación industrial
El grupo se fundó en el año 1995 en la Universidad de Alicante y desde entonces su trabajo ha iniciado numerosas colaboraciones, participado en proyectos europeos y logrado la creación de nuevas empresas
La Universidad de Alicante acoge entre este viernes y sábado la XIII Reunión de la Red Nacional de Microorganismos Extremófilos, un campo que cuenta con gran interés tanto desde el punto de vista de la investigación básica como desde el punto de vista aplicado y en la que toman parte más de 80 investigadores de diferentes centros de investigación y empresas tecnológicas.
La doctora Josefa Antón, de la Universidad de Alicante es la coordinadora de esta XII Reunión de la Red que organizan en esta ocasión los Departamentos de Fisiología, Genética y Microbiología y el de Agroquímica y Bioquímica. Antón ha explicado que “El objetivo es reunir a los grupos de investigación españoles que trabajan en el campo y ponernos al día de la investigación que están llevando a cabo; además, se establecen sinergias con las empresas de biotecnología y se establecen nuevas colaboraciones entre investigadores y entre estos y la empresa”.
La coordinadora ha destacado que “llevamos 21 años reuniéndonos y gracias a ello se han iniciado numerosas colaboraciones que han permitido, por ejemplo, la participación en proyectos europeos o la creación de empresas spin-off”.
En total los investigadores que participan en este encuentro asistirán a la presentación de hasta 46 ponencias a lo largo de los dos días. En la presente convocatoria, además de distintos centros de investigación, varios de ellos pertenecientes a Campus de Excelencia Internacional, participan en la red cuatro empresas del sector biotecnológico.
Microorganismos Extremófilos
La Red Nacional de Microorganismos Extremófilos se constituyó en 1995 y engloba a grupos españoles cuyas investigaciones se centran en el análisis de la biodiversidad microbiana de los hábitats extremos, en el estudio de diversos aspectos fisiológicos, metabólicos y genéticos de los microorganismos extremófilos, así como en su caracterización taxonómica y en sus aplicaciones biotecnológicas.
Los microorganismos extremófilos son aquellos que requieren para su crecimiento óptimo valores extremos de factores físicos y/o químicos que son desfavorables para la mayoría de los seres vivos. Es decir, son microorganismos que se desarrollan en medios ambientes extremos que presentan condiciones hostiles para los denominados organismos “superiores”. Básicamente hay seis tipos de ambientes extremos: los de altas y bajas temperaturas, elevadas presiones hidrostáticas, elevada concentración de sal, y los habitas de altos y bajos valores de pH. Existen por tanto seis tipos de microorganismos extremófilos: termófilos, psicrófilos, piezófilos, halófilos, alcalófilos y acidófilos. En los medios extremos existen también microorganismos que resisten condiciones extremas aunque no las necesitan para crecer óptimamente, como es el caso de los microorganismos xerotolerantes o los tolerantes a altas dosis de radiación ionizante, como Deinococcus.
Investigación aplicada
Los microorganismos extremófilos tienen gran interés tanto desde el punto de vista de la investigación básica como desde el punto de vista aplicado. No solo presentan moléculas y estructuras únicas que son interesantes en sí mismas, sino que muchas de ellas tienen aplicaciones industriales por sus características especiales. El ejemplo clásico es el de las polimerasas Taq y Pfu, producidas respectivamente por el termófilo Thermus aquaticus y el hipertermófilo Pyrococcus furiosus, de gran utilidad en la técnica PCR de amplificación de ADN que ha permitido, entre otros logros, el desarrollo de técnicas forenses. También fue en microorganismos extremófilos, concretamente en unos microorganismos de las salinas solares de Santa Pola, donde se descubrió la presencia de los sistemas CRISPR-Cas que han servido de base para el desarrollo de una tecnología revolucionaria de edición de genes. Además, existen otros productos de extremófilos que son de interés aplicado, tales como proteasas y lipasas de termófilos y psicrófilos, que se emplean en la industria de detergentes. Tampoco puede olvidarse el interés de los hipertermófilos desde el punto de vista evolutivo, al encontrarse en la base del árbol filogenético, o de los hábitats acidófilos o xerófilos que por sus peculiares características recuerdan las condiciones de otros planetas.