En la escuela o en el instituto ya nos enseñaron que lo que distingue genéticamente a los hombres y a las mujeres son los cromosomas sexuales: las mujeres XX y los hombres XY. Si bien es verdad que a veces se dan otra serie de combinaciones, esta es la generalidad.
¿Y sabéis quien descubrió el cromosoma XY? Pues una mujer llamada Nettie Stevens. Ella fue quien explicó a los hombres por qué eran hombres.
Nettie Stevens revolucionó el mundo de la genética con un trabajo en el que llegaba a esta conclusión. Pero el mérito y el Nobel, se lo llevaron dos hombres: B. Wilson y Thomas H. Morgan. Y no fue la única a la que le ocurrió esto. Nombres como Ada Lovelace, Rosalind Franklin o Lisa Meitner, asociados a las bases de la computación, el descubrimiento de la estructura del ADN o la fisión nuclear son absolutamente desconocidos. No así sus compañeros de investigación, que fueron los que se llevaron los honores. Y así hay un largo etcétera de científicas. Si la Historia de la Ciencia invisibiliza a las mujeres, parecerá que la Ciencia no va con nosotras.
El 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Según datos de la UNESCO, solo el 28% de investigadores en el mundo son mujeres. En nuestro país, la ausencia de vocaciones femeninas STEM (siglas en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) es notable.
La brecha en la ciencia entre hombres y mujeres comienza en la escuela. Funciona el estereotipo de que a las mujeres no les va eso de las carreras técnicas. Y es precisamente en la escuela donde debe empezar el reforzamiento de las ideas de igualdad de oportunidades y desde dónde se deben romper los roles históricamente heredados. Es necesario avanzar hacia un sistema coeducativo que nos garantice una educación sin sesgos de ningún tipo y que sólo considere las capacidades del alumnado sin prejuicios de género.
Hay numerosos estudios que demuestran que el entorno social crea inseguridad en las niñas para dedicarse a carreras científicas y técnicas, porque la educación crea expectativas distintas entre niños y niñas. Esta influencia posiblemente sea inconsciente, pero está en el imaginario colectivo. Hay que romper con ella.
Son necesarios programas de divulgación, campañas en Redes Sociales, actividades en colegios… para fomentar el acercamiento de las niñas y mujeres a la Ciencia y la Tecnología. Enseñemos a nuestras niñas que el talento no está en el cromosoma XY.
María Jesús Moreno
Secretaria de Igualdad y Movimientos Sociales
PSPV-PSOE San Vicente del Raspeig