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Beatriz Payá: La educación en tiempos de Pandemia

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Era un viernes, 13 de marzo de 2020 cuando recibí una notificación del Ayuntamiento de mi municipio donde me comunicaba la suspensión temporal de las clases y por ende el cierre del centro escolar. Teníamos información de que un virus que estaba colapsando el sistema de salud en muchas comunidades autónomas. No sabíamos qué iba a pasar, incertidumbre, desasosiego e inquietud. Al día siguiente el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, declaró el Estado de Alarma.

No podíamos salir de casa, llegó el confinamiento. Comercios, bares, restaurantes, cines, grandes superficies cerraron sus puertas y nuestra vida debía continuar en nuestras casas.

Surgió un bonito movimiento llamado #YoMeQuedoEnCasa, que circulaba por las RRSS, los arcoíris colgaban de nuestros balcones y empezamos a aplaudir a las 20:00h en honor a los sanitarios que luchaban por salvar miles de vidas.

Parecía que cada uno ocupaba su sitio con el teletrabajo y los ERTES, pero ¿qué pasaba con el aprendizaje de los más pequeños? ¿con aquellos en edad escolar que habían cerrado las puertas de sus centros? Es aquí donde empiezo a contar mi aventura como madre de dos niños de 9 y 4 años, y la experiencia de una amiga muy cercana, profesora y funcionaria en la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía.

Esa misma semana cuando comienza “la vida en casa”, una vida intensa y llena de avatares. Mi hijo Marc de nueve años ya tiene todo lo necesario para seguir sus clases. Afortunadamente su tutor de 4º curso de primaria Eugeni, y la profesora de inglés, Carmen Aldama, se habían embarcado en el aprendizaje online a través de la herramienta que ofrece google, classroom.

Durante varios días, el profesor, nos iba mandando información acerca de nuevas tareas que se realizan a través de la plataforma. Aquí surgieron dudas, miedos, descontrol, desconocimiento…las nuevas tecnologías irrumpen en nuestras familias de forma brusca y sin avisar. La docencia online era una realidad, era eso o nada, nuestros niños no podían dejar de ser alumnos en un mundo confinado, en una sociedad en estado de alarma y en mundo globalizado. Tan globalizado que la brecha digital se hizo latente en muchas familias.

Mi querida amiga, me contaba cómo se implantó, en apenas semanas, gracias al esfuerzo de varias compañeras, el entorno GSuite for Education, en su centro. Cuando se decretó el estado de alarma el CEIP no disponía de ninguna herramienta común donde trabajar con el alumnado. Ella mantenía un blog de las áreas que impartía e interactuaba con sus “chavales”, y como dice el refrán “cada maestrillo tiene su librillo”, pero había que unificar y guiar el aprendizaje de una forma común.

Con su gran capacidad de ayudar y ganas de solucionar el problema, dedicó parte de su tiempo, en investigar, leer, escribir e innovar en la educación online. Examinó y pregunto hasta que pudo encontrar una herramienta adecuada para implementar la educación a distancia en el centro.

Pero claro, eso no es así de fácil, todo tiene que pasar por el equipo directivo y los coordinadores, y tomar decisiones que quizás no eran del todo sencillas. Gracias al ímpetu mostrador, se decidió avanzar en el tema y con toda las ganas y energías puestas en el proyecto, en apenas unas semanas todo su centro escolar, implantó la herramienta unificada de google, unos 500 alumnos, para ser exactos.

Muchos lectores pensarán que esto solo puede hacerse en niveles de primaria y secundaria, pero lo cierto y la sorpresa es que NO.

Albert, de cuatro años, ya tenía su cuenta de gmail, cuando tuve la primera reunión del trimestre en septiembre. Las profesoras empiezan a compartir en drive las actividades que realizan por trimestres: los videos con juegos, sus experimentos, el juego de las provocaciones, poesías, fotos de los primeros días, la asamblea, excursiones, y un sin fin de dinámicas que desarrollan día a día…esas imágenes que todos los padres ansiamos por ver los primeros días. Lo teníamos todo lo que se puede imaginar, al alcance de un “clic”
Muchos pensamos que esa experiencia tan bonita y vivida durante el primer trimestre del curso y parte del segundo se olvidaría, y quedaría en un recuerdo. Todo lo aprendido, poner su nombre, reconocer las letras, los números, el trazo, los colores, etc
Pero no fue así…Mª Ángeles y Mar, docentes de vocación y profesionales incansables, nos sorprendieron, una vez más. Despedimos el trimestre haciendo huevos de pascua, cantando el abecedario, escribiendo su nombre y regalando un corazón a uno de sus amigos, como hacían en la asamblea diaria.

Después de las vacaciones de Semana Santa, resultó que ambas habían estado investigando y formándose en plataformas de educación online, que pudieran solventar la carencia que la distancia nos muestra…pizarras interactivas para hacer el trazo de los números y su nombre, la aplicación interactiva genially para realizar presentaciones de forma animada e interactiva, vídeos, retos, experimentos, poesías, canciones y un largo etc.

Es así como siguen aprendiendo y adquiriendo nuevos conocimientos. No se les escapa nada, no se les olvida nada, y no temen a nada…son, como yo les digo, pura energía y cerebros insaciables. Ellas me repiten una y otra vez, cito textualmente:
“Los niños necesitan maravillarse, hacer un aprendizaje por descubrimiento, cuyo motor principal sea la motivación. Queremos ir más allá, poder acercarles, con materiales al alcance de todos/as, actividades manipulativas con las que poder descubrir, tocando y probando. Nuestro principal objetivo fue, desde el minuto uno, mostrar una “proximidad virtual”.

 

Somos felices hablando entre nosotras, intercambiando ideas de qué actividad nos gusta más, o consideramos más adecuada para nuestros/as pequeños/as. Cuando nos ponemos frente a la tablet o el ordenador, a crear un vídeo o una actividad interactiva, los visualizamos delante de nosotras, con sus ojitos llenos de vida y con sus oídos bien abiertos para escucharnos atentamente. Siempre hemos pensado que era la mejor manera de estar cerca, sintiéndonos tan lejos. Ellos/as son vida, y nos la dan con su alegría y cariño”.

Palabras y letras llenas de amor y cariño. Pero, en todo esto siempre existe un pero…que para mí es lo que me motiva a escribir estas palabras. Las tecnologías no salvan de muchas cosas, nos alivia, nos apoyan, pero somos seres sociales, con necesidades de amor, de sentirnos queridos, de saber que formamos parte de un grupo, que somos reconocidos y queridos, y eso solo pasa de forma presencial. Mano a mano, codo a codo…con precaución, con las medidas sanitarias requieran, pero juntos.

Ojalá estos niños puedan volver a sentir el amor de sus profes dentro de poco. Ese amor que se transmite día a día, y que, en apenas unos meses, Mª Ángeles y Mar, han sabido hacerlo.

Ojalá las clases se llenen de risas, saltos, abrazos, pinturas, gomets, plastilinas, y se ensucien su babi comiendo en el “menjador”. Que vayamos a por ellos y salgan con la sonrisa más bonita del día porque han jugado y han disfrutado de estar en su cole.

Ojalá todo quede en un mal sueño, una experiencia, y entre todo matemos al coronavirus, para vernos y abrazarnos de nuevo.

Beatriz Payá Pantoja
Mayo 2020