Hasta ahora el tiburón blanco ocupaba el puesto número 1 de mi ranking “máquina de la evolución” pero, aunque es cierto que El Gran Blanco, al igual que otros grandes como el escorpión o el cocodrilo llevan poblando el planeta mucho más tiempo y eso les da cierta ventaja, hay un nuevo candidato que va subiendo puestos a la misma velocidad que caza los ratones: El gato.
Un sofisticado sistema gps viviente a la altura de los dispositivos más modernos creados por el humano, que además luce la caracasa más elegante y ligera que se pueda esperar. Eso es lo que es el gato.
Lo seguimos viendo como una pequeña y vulnerable bola de pelo que necesita de nosotros para sobrevivir pero de eso nada, todo él está perfectamente capacitado para valerse por si mismo. Eso si, siempre y cuando nazca siendo gato en entorno de gatos y dejándole ser gato.
Pasemos a las características técnicas:
SISTEMA TÁCTIL. El más innovador del mercado: Las vibrisas, más comúnmente conocidos como los bigotes.
Esos grandes desconocidos que le proporcionan una valiosísima información sobre su entorno.
Los bigotes son receptores táctiles que además de en las mejillas los podemos ver el la parte alta de los ojos y la parte de atrás de las patas delanteras.
Este órgano es una auténtica obra maestra de la naturaleza que alcanza su máximo explendendor en el gato, quien ha sabido sacarle mucho más partido que otras especies. Se trata de pelos rígidos 2 veces mas gruesos, 5 veces más anchos en la base y que se albergan a una profundidas 3 veces mayor que el resto de los pelos que recubren su cuerpo. Su raíz reposa en un seno sanguíneo con multiples terminaciones nerviosas que son las que permiten el flujo de información que recibe del exterior. Para una mayor precisión, las dos filas superiores en el labio pueden moverse de forma independiente a las dos filas inferiores.
Los bigotes son de largos como ancho es el gato y aquí es donde empieza la magia, esto le permite calcular los sitios por donde puede entrar y por donde no, entendiendo que si los bigotes no chocan con los laterales del hueco significa que el espacio es lo suficientemente ancho como para que pueda entrar sin peligro a quedarse atorado. En el momento que empiezan a doblarse por falta de espacio, el gato recibe la señal de alerta y detiene de inmediato el avance.
Pero esto es sólo el principio, sólo al tacto reciben la información de la forma, el tamaño, la textura y la temperatura del objeto que tienen delante pero casi sorprende bastante más lo que son capaces de percibir sin tan siquiera tocar lo que analizan. Son tan sumamente sensibles que captan cualquier vibración en el aire, lo que les permite no sólo localizar a una pequeña presa en la oscuridad hasta a 9 metros de distancia, y no fallan, si no que también le genera una imagen de su contorno. Una vez apresada la víctima los bigotes vuelven a entrar en juego rodeándola hasta asegurarse de que esta ya no respira, un seguro para salir ileso de cualquier posible ataque o lesión propinada por la presa en su desesperado intento de huida si el gato soltara antes de tiempo.
Juegan también un papel importante en su arte de caer, que siempre lo hagan de pie, también está relacionado con este órgano, estos son los encargados de indicar al cerebro cual es su posición en el espacio y a qué distancia se encuentra del suelo, esta información le permitirá darse la vuelta en el aire para poder posicionar su cuerpo de forma que pueda aforntar la caída sin sufrir daños.
Cada cambio de su entorno es procesado de inmediato: Un barómetro andante, si, también son capaces de predecir el tiempo y detectar tormentas mucho antes de que nosotras tan siquiera las imaginemos. Precisión que quisieran los sismólogos para anticiparse a los movomientos de tierra provocados por terremotos.
Protección para sus ojos: Si las vibrisas situadas encima de estos rozan cualquier objeto se cerrarán inmediatamente a fin de evitar cualquier golpe.
Son sensibles a cualquier desviación de la corriente de aire producidas por los objetos, lo que les permite orientarse y hallar el camino en la oscuridad sin necesidad de establecer contacto con lo que les rodea.
Controlan cualquier cambio en su entorno hasta con los ojos cerrados.
Pero los bigotes no han llegado para desbancar al resto de los sentidos ni órganos, si no para fusionarse y multiplicar por 1000 sus capacidades.
En versiones anteriores ya gozaba de un oído extremo, mejorado notablemente con la capacidad de girar 180º las orejas para dirigirlas hacia el sonido y con una capacidad auditiva que nos supera en 20.000 veces, le permite percibir ultrasonidos con una excelente calidad en un espacio minino.
En combinación con el que ya de por si es un excelente olfato, los bigotes le informan del origen del olor o rastro detectado. No sólo saben que algo huele bien, si no que además sabe determinar donde está eso que huele tan bien.
MEMORIA RAM de 32GB y PROCESADOR de 8 núcleos que le proporciona una velocidad de reacción inperceptible al ojo humano.
MEMORIA ALMACENAMIENTO 3TB, es decir que toda la información anteriormente recogida gracias a los bigotes o en combinación con otros órganos no sólo es aprovechada en el momento, si no que es almacenada para ser usada cada vez que le sea neceario durante un largo periodo de tiempo. Todo este conjunto de obras maestras de la naturaleza hacen que del gato se diga que goza de un “sexto sentido” el de LA ORIENTACIÓN, con un sistema operativo tan avanzado que es casi imposible que un gato se pierda.
Y aún así, si la cosa se pone fea, su cuerpo no se queda atrás y dispone de la complexión necesaria para solventar la situación de peligro en un flexionar y estirar las patas. Si hubiera que sacar algún “pero” tendríamos que destacar una clavícula un tanto rudimentaria pero es compensado con creces con la presencia de un músculo que une el hombro con el esternón y mejora la movilidad y fuerza de las patas delanteras, sumado a los 41 huesos de más con los que nuestro esqueleto no cuenta y que se albergan en la cola y columna, la flexibilidad de todo el conjunto no puede ser igualada ni por la mejor de las gimnastas, por muchos oros que lleve en su carrera.
Con todo este cúmulo de agraciadas dichas con las que cuenta el gato para desenvolverse con soltura hasta en un entorno hostil y sobre todo para ubicarse con uuna precisión absoluta, me sugiere que algo no estamos haciendo bien en cuanto que son tantísimos los carteles y anuncios que nos encontramos a diario de “Gato perdido”.
Me pregunto si realmente se pierden. Está claro que hasta los coches de carreras necesitan un rodaje, que para poder orientarse siempre hace falta un punto de referencia pero la mayoría de los gatos de los carteles se dan por perdidos desde su propia casa y por despiestes que cualquiera podemos tener: dejar una puerta o una ventana abierta, que algún operario o operaria no se de cuenta y lo deje salir o similares. Muchos de ellos vuelven a casa o al portal a las pocas horas de haber salido, lo de tocar al timbre aún no se lo han incorporado aunque algunos ejemplares se las han ingeniado para que les abran pero hay otros muchos que nunca se vuelve a saber de ellos. Hemos visto que las posibilidades de que se pierdan, de que no sepan volver a casa son ínfimas. ¿Qué ocurre entonces con esos animales? Quizá sean interceptados, quizá esa tendencia social a pensar que cada vez que vemos un gato en la calle, estamos viendo un animal desvalido, perdido y que nos pide ayuda esté separando a cientos de gatos de sus familias.
Quizá no sólo no seamos tan imprescindibles para ellos, si no que además podemos causar estragos en su bienestar con nuestra intervención. Nos permitimos la licencia de recogerlos sin tener la certeza de que sea necesario, posiblemente ayudemos a muchos más si antes de recogerlo nos dedicáramos a observarlo y seguirlo, sin interactuar con él, veríamos como en muchos de los casos nos llevan a la puerta de su casa.
Hoy por hoy la identificación en gatos no está normalizada y en consecuencia tampoco lo está, al recogero, el trasladarlo al veterinario a que le pasen el lector del chip, hasta está poco estandarizado que cuando un felino llega a una clínica veterinaria justo después de haber sido recogido sea iniciativa del personal de la clínica hacer la comprobación, como ocurre con los canes.
Sin embargo, entendiendo que el lastre social de dar por desvalido a un gato en la calle, sea en el contexto que sea, no va a desaparecer y que por muy infalible que sea su sistema de orientación los factores externos siempre van a estar ahí, la identificación es la única vía para aumentar muy considerablemente las probabilidades de regreso del felino a su hogar.
En el caso de los gatos, salvo que vuelva por sus propias patas, son muy pocas las posibilidades de volverlo a ver ya que es mucho más probable que alguien lo intercepte en su trayecto que qué no. Y no hay mayor desasosiego que la incertidumbre de no saber que ha sido de él.
Tomemos consciencia de que es muy fácil que el gato encuentre el momento de salir a investigar por muchos medios que pongamos, el instinto es el institnto y ellos disponen de todo el tiempo del mundo para encontrar la forma de seguirlo, no se está escapando, está haciendo lo que tiene que hacer y seguro que su intención es volver, está en nuestras manos como responsables de su bienestar que su tranquilidad no se vea truncada por salir a dar un simple paseo, tan importante es su identificación como instaurar la costumbre de si decidimos recoger un gato de la calle, nuestra primera acción sea trasladarlo al veterinario más cercano para comprobar su identificación.
Identifica a tu GPS 3.0 felino, comprueba si está identificado si lo recoges y reduzcamos así esa larguísima lista de gatos que nunca vuelven a sus hogares por nuestra intervención, lo mismo lo recoges como abandonado y su casa es ese balcón de la esquina que se ve desde aquí.
No son como son por arte de magia, la evolución ha puesto en ellos todo su empeño en capacitarlos para desenvolverse a la perfección en cualquier entorno, son pura precisión. Lo que la evolución le ha dado que no se lo quite el hombre.
Déjalo ser gato pero asegúrate de poner todos los medios para minimizar los riesgos; Identifica y no te lo lleves sin comprobar la identificación.
MArPuig
Asoc. Cinco Hocicos