El pasado lunes 28 de noviembre la Asamblea de Sí se puede San Vicente decidió colegiadamente retirar la confianza a Auxiliadora Zambrana, como miembro del Consejo Ciudadano y como concejala.
Los hechos acaecidos que han motivado el debate interno y la posterior votación se relatan a continuación.
En reunión del Consejo Ciudadano de Sí se puede, celebrada el lunes 21 de noviembre, Auxiliadora Zambrana:
– Insultó a los otros dos concejales.
– Acusó a todo el Consejo Ciudadano de conspirar contra ella a favor de otras formaciones políticas.
– Amenazó con »ir a los medios», no sabemos muy bien a qué, si se criticaba su gestión como concejala.
– Aseguró que haría con el acta de concejala lo que considerase, con independencia de lo que opinara el Consejo Ciudadano o la Asamblea.
El viernes 25 de noviembre se convocó una asamblea donde se informa de todos estos hechos. En esta ocasión, Auxiliadora Zambrana no solo no rectificó sino que volvió a reafirmarse en alguno de los puntos expuestos anteriormente.
La Asamblea decidió, mediante votación (9 a favor, 7 en contra y 10 abstenciones), posponer el debate y las resoluciones que se tuvieran que tomar al respecto, a una asamblea posterior.
El lunes 28 se realizó la segunda asamblea. En ella absolutamente todos los miembros del Consejo Ciudadano, a excepción de Auxiliadora, firmaron un documento en el que se afirmaba que »tras los hechos sucedidos los últimos días declaramos que hemos perdido la confianza en Auxi. Por tanto, pedimos que cese de los puestos de representación política, tanto internos como externos, que ostenta: concejala y miembro del Consejo Ciudadano».
Como no podía ser de otro modo, fue la Asamblea quien, mediante votación, tuvo que decidir. La mayoría absoluta (19 a favor de la pérdida de confianza, 11 en contra y 6 abstenciones) determinó que se había perdido la confianza en Auxiliadora, por lo que se le solicitó que dejase el acta de concejal y que dimitiese como miembro del Consejo Ciudadano.
La decisión tomada no fue fácil, seguramente otros partidos habrían decidido mirar para otro lado con tal de que no se visualizase que tenían un problema, pero nosotros no hemos venido aquí a eso.
Si exigimos a los demás que cuando se cometan errores se asuman sus consecuencias y las responsabilidades políticas que se deriven, seríamos hipócritas si no fuésemos igual de exigentes para con nosotros mismos.
Esta exigencia coloca al proyecto colectivo por encima de los intereses individuales.
