Inicio Actualidad TRIBUNA DE OPINIÓN: La cementera, un patrimonio de todos

TRIBUNA DE OPINIÓN: La cementera, un patrimonio de todos

1999

La multinacional CEMEX ha solicitado licencia para demoler la antigua fábrica de cementos de San Vicente del Raspeig, obviando la protección que recae sobre varios edificios de la misma y, especialmente, sobre una parte muy importante de la memoria colectiva que recoge la evolución humana, económica y social de nuestro municipio en los últimos 100 años.

El Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos de San Vicente, aprobado en 2013, recoge entre sus 41 elementos protegidos 6 correspondientes a la antigua fábrica, un 15%. Ello pone de manifiesto, sin duda, la importancia que le da a nuestra fábrica de cementos, dentro del conjunto de elementos de interés a conservar en el municipio.

Por tanto, las únicas obras admisibles legalmente para estos seis edificios serían la conservación, restauración o reforma. En ningún caso la demolición. Por ello entendemos que se está produciendo una clara ofensa no solo a nuestro Ayuntamiento, sino a esas generaciones de sanvicenteros que han trabajado en ella y que con la aprobación del Catálogo tuvieron la posibilidad de mantener viva una parte importante de la historia de San Vicente, en la que ellos fueron los auténticos protagonistas.

Además de que las obras admitidas únicamente pasan por el mantenimiento de dichos edificios, se fija para ellos un uso público, poniendo en evidencia la necesidad de dotar de ese carácter a la mayor parte del recinto vallado. Ello requiere la absoluta implicación de la administración para su puesta en valor, evitando con ello su destrucción.

La propuesta de conservar este complejo industrial no es nueva ni es ninguna ocurrencia. El Partido Popular ya la contempló en el avance del Plan General elaborado en la pasada legislatura y, afortunadamente, el actual equipo de Gobierno la sigue manteniendo como uno de los elementos estratégicos para el futuro desarrollo de San Vicente. Por ello es necesario impulsar con hechos este proyecto que permita frenar el deterioro de los elementos de la cementera que fueron incluidos en el Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos, como son los hornos giratorios, los silos, la chimenea, el pabellón de trabajadores, el laboratorio o las oficinas centrales.

Sin embargo, estamos asistiendo a un deterioro progresivo, donde lo que parece que pretende CEMEX es que estos elementos protegidos acaben en ruina, obviando la Ley de Patrimonio Valenciano. Una clara muestra de ello es el proyecto de demolición que acompaña a la licencia solicitada.

El proyecto del Parque de la Cementera prevé un uso industrial y tecnológico, ya que podría acoger alguna de las empresas que previamente han pasado por el Vivero Municipal u otras de base tecnológica vinculadas a la Universidad. También se proponen usos dotacionales, zonas verdes, instalaciones deportivas, museos, equipamientos, viarios y aparcamientos, todo ello para uso y disfrute de los vecinos. ¿Por qué no seguir en San Vicente el modelo de éxito que supuso la recuperación como espacio público de antiguas infraestructuras industriales como en otras ciudades?

No queremos obviar que el aspecto económico puede ser un condicionante de mucha importancia. El interés de CEMEX como propietario se ha manifestado claramente: obtener una retribución económica lo más alta posible por este suelo. Pero la obligación del Ayuntamiento, si de verdad existe voluntad política y es considerado un proyecto estratégico, es disponer de una valoración alternativa que permita solicitar la colaboración económica de la Generalitat para evitar la demolición de la antigua fábrica de cementos.

La cementera es un espacio de oportunidades. Lo es para la Universidad, que ya está en condiciones de abordar la creación de un parque tecnológico vinculado a su parque científico. Lo es para las empresas tecnológicas, que necesitan espacios donde desarrollar su actividad y, a su vez, crear empleo. Lo es para el Ayuntamiento, que podrá garantizar la adecuada conservación de los edificios protegidos. Y, por supuesto, lo es para los sanvicenteros, que podrán disfrutar de nuevas zonas verdes, instalaciones deportivas y de ocio. Carece de justificación alguna que, por una cuestión de siglas, San Vicente no se suba al tren de la innovación, el empleo y el desarrollo sostenible.

 

Antonio Carbonell Pastor